Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando las entradas de 2018

Denunciar al padre, por Lorena

Cuando mi padre volvía borracho a la madrugada, nos echaba a mi madre y a mí a la calle y teníamos que refugiarnos en la casa de algún familiar. Lo recuerdo todo como si lo estuviera viviendo hoy: el miedo, nosotras escapando. Siempre era así, hasta que un día él iba a buscarnos, mi madre lo perdonaba y volvíamos los tres a la casa. Mi padre decía que se había casado con mi madre porque ella había quedado embarazada y se quejaba porque decía que tenía que trabajar para mantenernos a las dos. Que sin él, nosotras no éramos nada, nos decía, que no valíamos nada. Le decía a mi madre que era gorda, que nadie la iba a querer, que no tenía donde caerse muerta y la dejaba encerrada, mientras él se iba a gastar el sueldo en alcohol y prostitutas. Mi madre tuvo que empezar a limpiar casas para que pudiéramos comer. Cuando discutían, mi padre siempre estrellaba platos contra las paredes. Yo me iba a mi habitación, me tapaba los oídos y me preguntaba por qué mi mamá no reaccionaba, por qué

Liliana, Testimonio

Con Miguel estuvimos cinco años de novio. Él compró muebles para casarnos, tenía salón, la tela para el vestido, las tarjetas, todo. Yo quedé embarazada, tenía 25 años. Él trabajaba en la línea 37 de Lanús, pero lo despidieron. Mi papá le tomó bronca a Miguel, decía que era un pobre infeliz, que no laburaba. Era la época de Menem, cerraban fábricas. Mi papá en esa época también se quedó sin laburo porque cerró Fabricaciones Militares, donde él era jefe de seguridad. Yo no le conté a mi familia de mi embarazo y me fui a vivir con Miguel. Cuando mi familia se enteró, volví y hablé con mi papá. Él lo aceptó, pero al poco tiempo empezaron los problemas porque mi papá se metía en todo. Ustedes deberían haber esperado para tener un hijo, nos decía. Mi papá lo acusaba de ladrón, de vago, inventaba mentiras sobre él. El departamento que alquilábamos era chiquito. Mi papá siempre quería que nos quedáramos a dormir en su casa y yo le hacía caso porque él tenía auto para ir al

Ezeiza, Encuentro con Idalina. Por Cecilia Sorrentino

En la combi que nos llevó desde Liniers, cuando Isabel dejaba de darme conversación, yo me perdía mirando a los otros pasajeros. Me detuve en cada adulto, en cada niño. Todos tienen ese programa de domingo: visitar a la mamá, a la mujer, a la hija que está en la cárcel. Recorrí sus bolsones, sus paquetes. En bolsas de residuos -de las de consorcio- cargan artículos de limpieza, papel higiénico, alimentos envasados. En cajas plásticas con tapa llevan el almuerzo: pollo al horno con papas y batatas, guisos, fideos con estofado. Hay paquetes más pequeños con facturas, bizcochuelos. Una torta de cumpleaños. Los niños que llevan un oso o una muñeca bajo el brazo duelen. Idalina y yo no nos conocíamos personalmente. Hablamos por teléfono durante meses, mientras yo escribía su historia para publicarla en ¿Porqué llora esa mujer? El verano pasado completé los trámites que exige el Servicio Penitenciario Federal y el domingo 25 de marzo fui a visitarla al penal de Ezeiza. Me acompañó

"Yo aborté", testimonio por A.

Yo aborté. Aborté y durante el aborto, el médico abusó de mí, aprovechándose de la clandestinidad y de la ilegalidad que ambos estábamos cometiendo, según la ley. Tenía 22 años y aborté sola, porque el hombre que debería haber abortado conmigo se borró económica y afectivamente, del mismo modo que se había borrado de sus dos novias anteriores que también habían resultado en embarazos. Así que tuve que tomar coraje y decirle a mi viejo, temblando de miedo y llorando como un bebé, que me había quedado embarazada y que quería abortar. ¿Por qué a mi viejo y no a mi vieja? Porque desde que empecé a tener vida sexual, mi vieja, una mujer formada en la universidad, artista, muy progre, nunca me habló de métodos anticonceptivos, ni del respeto y el consentimiento durante el acto sexual, ni del placer, ni del cuidado, lo único que me repitió sin parar fue “si abortás, te cagás la vida”. Así que no se me cruzó por la cabeza decirle nada a ella y sí a mi viejo, que es médico, pensando que m

"Ojito con demostrar hombría". Testimonio,por Marina Soldani

Todavía no puedo contar todas las cosas. Pero algunas cosas puedo. Me enamoré de ese hombre que me hablaba de cosas del campo (soy de ciudad). Él siempre tuvo muy claro qué decirme. Y me hizo entrar. La primera vez que me insultó estuve a punto de irme, de dejarlo: todavía no vivíamos juntos, habíamos discutido porque yo no podía salir (estaba con mi hija chiquita, de un matrimonio anterior). Él me miró con odio y lo dijo: “pelotuda”. Agarré la cartera y casi me voy, pero volví a tratar de saber por qué. Me quedé y él ya no se detuvo. En los siete años que vivimos juntos hubo de todo. Golpes, mudanzas, insultos, un hijo, palizas, patadas en la espalda y en la cara, hijos pequeños de él que vinieron a vivir a casa, amenazas. Una vez me agarró del cuello y casi me mata (vi todo negro, después me soltó). Otra vez, estaban todos los chicos y cuando se distraían él me pegaba puñetazos en la espalda; miraba de costado y vigilaba que no miraran y volvía a pegar; es el recuerdo que

Testimonio, por MEL

Hace seis años que soy enfermera neonatal y a medida que fueron pasando los años y fui adquiriendo más conocimientos, comencé a darme cuenta del maltrato con que los obstetras abordan a una mujer y a la hija o hijo que está por nacer. Me duele y me indigna la violencia obstétrica que se da todos los días por parte de obstétricas, médicos obstetras y anestesiólogos. La violencia se manifiesta hacia los pacientes de muchas maneras: maltrato verbal, forcejeos, fármacos mal indicados que aumentan o disminuyen las contracciones, compresión física para apurar la salida del bebé y niños que nacen prematuramente por cesáreas programadas anticipadamente cuando no existen causas para interrumpir el embarazo. Sé que es difícil de comprender pero, aunque mi lugar no es el de la paciente, la verdad es que yo, como profesional, me siento una víctima más de la violencia obstétrica ya que teniendo conocimiento de todo lo que sucede con las parturientas y sus bebes, no puedo oponerme y ten