Un tema lamentablemente tan vigente como el de la violencia de género es abordado en “El sabor”, desde una perspectiva bastante particular. Su productor, Fernando Alvarez, quien además actúa en la obra junto a su mujer, cuenta cómo surgió este proyecto, comprometido con una causa que busca crear conciencia.
¿Cómo y por qué surge la obra “El Sabor”?
Hace aproximadamente 2 años, decidimos con Marcela Haimovichi, mi compañera, construir nuestro propio proyecto teatral, con el que pudiéramos armar una valija y llevarlo adonde fuera necesario. Queríamos hacer algo que nos gustara a los dos y, por mi militancia desde hace ocho años contra la violencia de género, le propuse salir a visibilizar la temática con un hecho teatral. Es un tema en el que hay mucho por decir y el teatro es una gran herramienta para hacerlo. En El sabor hablamos de una violencia que casi no se registra, la psicológica, que es de todos los días, lastima, destruye, anula, bloquea, silencia. Por suerte hay cada vez más mujeres que se animan a denunciar para salir de esa situación. La violencia contra las mujeres siempre mata, aún cuando no haya violencia física.
¿Cómo ves el tema de la violencia de género hoy en la Argentina?
Cada vez se habla más y el surgimiento de NiUnaMenos hizo que las mujeres tengan un espacio, las marchas, para expresarse una o dos veces al año, si es que no están en alguna organización con una militancia frecuente. Me conmovió la cantidad de personas que participó el 8 de marzo de este año. Empoderamiento colectivo, fuerza social, compromiso y mucho más. Pero aún queda mucho por hacer.
¿Buscaron obras ya escritas o directamente decidieron convocar a las autoras Juliana Corbelli, Brenda Steiszelboim y Adriana Ferrer,?
Al comienzo buscamos textos que ya existieran pero todo caían en el golpe, en lo obvio, en el panfleto, diría. Uno de los puntos que nos planteamos con Marcela fue abordar la temática pero desde un hecho artístico que tuviera peso desde lo argumental y desde lo estético. Las autoras surgieron a partir de una propuesta de Adriana Ferrer, la directora, de convocar a Brenda y luego se sumó Juliana.
¿Fue deliberado que las dramaturgas sean mujeres?
Siempre pensé que era muy importante que el proyecto estuviese empapado por una mirada femenina, qué mejor que mujeres para aportar sobre la violencia contra ellas. Invitamos a Adriana para que nos dirija, sin texto alguno, ella sumó a las otras dramaturgas, poemas del libro “Polaroids de aeropuerto bajo lluvia y otras breves escenas sin Bruce Willis”, de Macarena Trigo y, a Luciana Clerici quien compuso la música y canta en vivo. Luego se sumaron también José Escobar en el diseño y realización de escenografía y vestuario y Ricardo Sica, especialista en luces. La experiencia nos está resultando muy buena.
¿Cómo fue trabajar en familia?
Es un desafío, pero con Marcela es la tercera obra que hacemos juntos, nos llevamos muy bien, nos respetamos, nos da orgulloso trabajar con el otro. Teníamos cierto temor porque era meternos con una temática fuerte pero nuevamente pudimos y muy, pero muy bien. La inclusión de Luciana, hija de Marce fue algo nuevo, no sabíamos que iba a pasar, qué ocurriría entre madre e hija, entre Luciana y yo, y con diálogo, humor, respeto y alegría, pudimos llevar adelante muy bien el trabajo y hoy nos da mucho placer trabajar juntos
¿Por qué decidieron incluir debates posteriores?
Decidimos incluir debates porque consideramos que es muy importante ponerle palabras a la violencia de género y nos pareció necesario que después de cada función la gente, el público, pueda tener un espacio de reflexión, de catarsis, compartir angustias y ofrecer herramientas desde la información concreta. Por eso, a los debates los coordina un especialista en la temática. La experiencia viene siendo excelente, la gente agradece este espacio, comparte, discute, intercambia y para nosotros es un cierre ideal.
El Sabor se puede ver en el Teatro Corrientes Azul (Avenida Corrientes 5965, a una cuadra y media de Avenida Juan B. Justo) los domingos a las 20.
¿Cómo y por qué surge la obra “El Sabor”?
Hace aproximadamente 2 años, decidimos con Marcela Haimovichi, mi compañera, construir nuestro propio proyecto teatral, con el que pudiéramos armar una valija y llevarlo adonde fuera necesario. Queríamos hacer algo que nos gustara a los dos y, por mi militancia desde hace ocho años contra la violencia de género, le propuse salir a visibilizar la temática con un hecho teatral. Es un tema en el que hay mucho por decir y el teatro es una gran herramienta para hacerlo. En El sabor hablamos de una violencia que casi no se registra, la psicológica, que es de todos los días, lastima, destruye, anula, bloquea, silencia. Por suerte hay cada vez más mujeres que se animan a denunciar para salir de esa situación. La violencia contra las mujeres siempre mata, aún cuando no haya violencia física.
¿Cómo ves el tema de la violencia de género hoy en la Argentina?
Cada vez se habla más y el surgimiento de NiUnaMenos hizo que las mujeres tengan un espacio, las marchas, para expresarse una o dos veces al año, si es que no están en alguna organización con una militancia frecuente. Me conmovió la cantidad de personas que participó el 8 de marzo de este año. Empoderamiento colectivo, fuerza social, compromiso y mucho más. Pero aún queda mucho por hacer.
¿Buscaron obras ya escritas o directamente decidieron convocar a las autoras Juliana Corbelli, Brenda Steiszelboim y Adriana Ferrer,?
Al comienzo buscamos textos que ya existieran pero todo caían en el golpe, en lo obvio, en el panfleto, diría. Uno de los puntos que nos planteamos con Marcela fue abordar la temática pero desde un hecho artístico que tuviera peso desde lo argumental y desde lo estético. Las autoras surgieron a partir de una propuesta de Adriana Ferrer, la directora, de convocar a Brenda y luego se sumó Juliana.
¿Fue deliberado que las dramaturgas sean mujeres?
Siempre pensé que era muy importante que el proyecto estuviese empapado por una mirada femenina, qué mejor que mujeres para aportar sobre la violencia contra ellas. Invitamos a Adriana para que nos dirija, sin texto alguno, ella sumó a las otras dramaturgas, poemas del libro “Polaroids de aeropuerto bajo lluvia y otras breves escenas sin Bruce Willis”, de Macarena Trigo y, a Luciana Clerici quien compuso la música y canta en vivo. Luego se sumaron también José Escobar en el diseño y realización de escenografía y vestuario y Ricardo Sica, especialista en luces. La experiencia nos está resultando muy buena.
¿Cómo fue trabajar en familia?
Es un desafío, pero con Marcela es la tercera obra que hacemos juntos, nos llevamos muy bien, nos respetamos, nos da orgulloso trabajar con el otro. Teníamos cierto temor porque era meternos con una temática fuerte pero nuevamente pudimos y muy, pero muy bien. La inclusión de Luciana, hija de Marce fue algo nuevo, no sabíamos que iba a pasar, qué ocurriría entre madre e hija, entre Luciana y yo, y con diálogo, humor, respeto y alegría, pudimos llevar adelante muy bien el trabajo y hoy nos da mucho placer trabajar juntos
¿Por qué decidieron incluir debates posteriores?
Decidimos incluir debates porque consideramos que es muy importante ponerle palabras a la violencia de género y nos pareció necesario que después de cada función la gente, el público, pueda tener un espacio de reflexión, de catarsis, compartir angustias y ofrecer herramientas desde la información concreta. Por eso, a los debates los coordina un especialista en la temática. La experiencia viene siendo excelente, la gente agradece este espacio, comparte, discute, intercambia y para nosotros es un cierre ideal.
El Sabor se puede ver en el Teatro Corrientes Azul (Avenida Corrientes 5965, a una cuadra y media de Avenida Juan B. Justo) los domingos a las 20.
Nota publicada inicialmente en www.todoteatro.com.ar
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